Excmo. Sr.– Hallándome en los pueblos de Solarána y Nebreda con 200 caballos y 600 infantes del sexto batallón de Arlanza, tuve noticia que en la villa de Roa se hallaban como 300 enemigos entre ellos 140 caballos dé la guardia real, con preparativos de ponerse en marcha para Peñafiel. Mil dificultades se me ofrecian para poder realizar una sorpresa que llenase mi deseo. Mi segundo D. Antonio López Angulo se hallaba distante con el segundo batallón y restantes tropas del primero: los infantes y caballos se hallaban algo cansados a causa de unas marchas rápidas en lós dias anteriores: la villa de Roa ofrecía una posición, que ademas de estar murada, es un fuerte por si, y un circuito dilatado para poder atender á sus entradas con la poca infantería que me hallaba, y por último sabia muy bien que la accion debía ser executada en el término de dos horas, á causa de halarse en la villa de Peñafiel 400 caballos y 500 infantes enemigos que debian socorrerlos en este tiempo, y en Fuentidueña 1500. Nada de esto me detuvo, cuando al mismo tiempo llegaron a mis oídos algunas voces incautas é imprevistas de los pueblos, que sin consideración a todos estos inconvenientes sentían que tan corto número dé enemigos se restituyesen á la guarnición de Peñafiel. En efecto, receloso de sus avisos continuos y prontos de mis movimientos, sali de aquellos pueblos con mi tropa á las 9 de la mañana del 14 del corriente, y descansé en el de Bahabon hasta las 8 de su noche, y al mismo tiempo dirigí dos avanzadas de caballería a los puentes de S. Martin de Royales y Peñafíel para avisarme de cualquier movimiento del enemigo. En esta hora volví á emprender la marcha para la villa de Roa, y llegando á sus cercanias, fueron descubiertas dos compañias y otra de caballeria por una patrulla enemiga, a causa de lo despejado del terreno por aquella parte, y la claridad de la luna, cuyo accidenta hizo romper el fuego antes de tiempo En este caso no hubo otro medio que entrar á la bayoneta por la referida puerta y la de la Cuba, como lo executó mi infanteria, haciendolos replegar hácia la plaza con un vivísimo fuego. Él enemigo, valiéndose de la obscuridad de la noche, izo una llamada con 16 caballos al mando de su comandante de escuadron, por el puente de Duero, á tiempo que mi caballería iba á tomar posición en aquel punto, y creyendo seria toda la oaballería por el ruido y velocidad de un escape, les persiguieron hasta el puente de S Martin de Royales, donde acabaron de ser todos muertos y prisioneros. Entre tanto el enemigo comprometido, rompió pór una de las calles menos defendidas, y tomó el camino de Peñafiel. Como de algunas casas hicieron bastante fuego, creyeron algunos comandantes dé compañia habría alguna gran parte en el pueblo que pudiese salir posteriormente por retaguardia, y su apresamiento les detuvo en el pueblo algún tiempo, que hizo falta para alcanzar el grueso de caballería infantería, que huian, persiguiéndoles solo algunas guerrillas. Yo tomé por su derecha con un escuadron del comandante D. Santos Padilla, que acababa de llegar, con ánimo de interceptarles el puente de S. Martín; mas lo escabroso del terreno y embarazoso del viñedo me impidió poderlos realizar. A este tiempo acababa de llegar igualmente el comandante D. Tomas Príncipe, quien se reunió al momento con su caballería a la mia por la izquierda del Duero, para contener un refuerzo de 360 caallos y 500 infantes que venian de Peñafiel. Hallándose mi tropa de una y otra arma ya demasiado cansada, emprendí mi retirada para la villa de Sotillo, sosteniéndola con la caballería de los referidos comandantes, y la mia con el mayor orden. En este pueblo se cargó a la enemiga, y se la obligó á retirar y desistir de su empeño, dirigiéndome yo con la tropa de mi mando á los pueblos de Pinilla y Cilleruelo á racionarla, pues hacia 24 horas que se hallaban sin alimentarse y en continua marcha. El resultado de esta acción ha sido 80 muertos con bastantes heridos, y 25 prisioneros enemigos, entre ellos 11 oficiales y 9 jurados, con 40 caballos: de nuestra parte 10 muertos y 25 heridos.
Recomiendo á V.E. á los capitanes de caballería y de infantería y á D. Joaquin Machado, quienes han acreditado su valor.– Dios guarde á V.E. muchos años. Arauzo 19 de Abril de 1813.– Excmo. Sr.– Gerónino Merino– Excmo. Sr. presidente y vocales de la junta superior de Burgos